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¿Podemos calificar a la estrategia como racional? Carlos Alfredo Ferrari Introducción Esta pregunta se originó cuando leímos en el decreto nacional sobre la defensa nacional la frase se empleará el principio de estrategia racional.... Dada nuestra posición preconceptual desfavorable a la necesidad de calificar racional a la estrategia recurrimos a la búsqueda de mayor información, comenzando por las definiciones y orígenes de cada uno de los citados términos, para luego finalizar con el análisis de la citada conjunción de dichos términos. a) Concepto de estrategia El diccionario de la Real Academia Española determina que estrategia deriva del latín strategia y del griego st?at????, siendo su significado:
Nos parece importante, a su vez, comprender el significado de arte. El diccionario determina que es la virtud, disposición y habilidad para hacer alguna cosa o, también, el conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien alguna cosa. Profundizando la raíz griega, de la cual deriva la latina, surge que estrategia es el arte de dirigir las operaciones militares o, en sentido figurado, la habilidad de dirigir un asunto, maniobra militar, ardid de guerra, engaño astuto, y es un vocablo derivado de la palabra griega ?pat?, el cual a su vez está compuesto por dt?at??ac (ejército) y ?t?at?c (conducir), o sea que en sus orígenes griegos la estrategia estaba absolutamente ligada a la temática militar. María Moliner da una definición más actualizada de la palabra estrategia, definiéndola como el arte de dirigir un asunto para lograr el objetivo deseado. En varios de los últimos autores y pensadores norteamericanos se advierte una tendencia a alejarse de considerar la estrategia desde un punto de vista exclusivamente militar, aceptando la necesidad de adoptar conceptos más amplios, con el fin de poder enfrentar mejor los desafíos perceptibles del presente siglo. Son de mencionar Paul Kennedy, quien sugiere que los próximos desafíos del siglo XXI requerirán de estrategias integrales que utilicen todos los recursos del poder; Alvin Toffler, quien expresa la necesidad de considerar los factores de poder: capacidad, riqueza y conocimiento; Samuel Huntington, quien prevé que los conflictos del futuro se han de originar no tanto por razones ideológicas o económicas, sino culturales; Noam Chomsky, quien determinó que la globalización de la economía conduce a formulaciones estratégicas, que para resultar adecuadas no pueden sino ser integrales. De la búsqueda de los orígenes significantes del vocablo estrategia surgió que los mismos están directamente relacionados con el arte en la conducción de los ejércitos. En sus orígenes, el ejército era una de las organizaciones sociales más importantes, y de su conducción surgió la experiencia sobre la importancia de tomar decisiones destinadas a obtener ventajas sobre el circunstancial enemigo. Posteriormente dicha acepción ha sufrido las modificaciones propias del cambio de los tiempos. Durante la etapa de la concepción clásica del racionalismo el vocablo implicó arribar a una decisión óptima en el caso de enfrentamientos de intereses (no solo militares); luego se agrega la acepción de ser una decisión heurística para la búsqueda de la preeminencia de los propios intereses, para ir derivando actualmente a una acepción donde se incorpora la colaboración con el competidor para el logro de fines comunes, así como el reconocimiento de la limitación de la racionalidad humana. Estos hechos le dan un matiz singularmente diferente a la concepción inicial del término. Es de utilidad mencionar que en las últimas acepciones no se liga el concepto de estrategia exclusivamente con lo militar. Sin embargo, el actual diccionario de Terminología Militar del EMC de los EE.UU. define "estrategia como al arte y la ciencia de utilizar las fuerzas armadas de una nación para lograr los objetivos de la política nacional mediante la aplicación de la fuerza o la amenaza de utilizarla". Por otro lado, la Escuela Superior de Guerra del Brasil define a la estrategia en un sentido mucho más amplio como el arte de imposición de una voluntad para la consecución de determinados propósitos. Profundizando en las diferentes definiciones de estrategia cabe mencionar un magnífico trabajo (Frischknecht, 1984) donde se sistematizan las obras de cien autores, incluyendo, entre otros, a Beauffre, Liddel Hart, Clausewitz, Drucker, Mintszberg, Deutsch, Guitton, Rapoport, Simon, March, el Ejército y la Armada Argentina y la US Naval War College. Si bien las definiciones que allí se encuentran responden a la concepción de hace más de 20 años, es de interés destacar las siguientes:
A modo de resumen de las diferentes acepciones mencionadas podemos afirmar (Frischknecht 1993:64) que la estrategia es:
La estrategia es, en síntesis, un método especulativo en razón de la impredecibilidad que caracteriza a toda interacción humana, que se rediseña constantemente en base a la experiencia (feedback). b) Concepto de racionalidad El diccionario de la Real Academia define racionalidad como calidad de racional , esta última derivada de la voz latina rationalis , adjetivo que significa:
La primer duda importante que aflora respecto al significado de la racionalidad de las acciones y de las ideas es el concepto de razón. Este término proviene del latín ratio onis, siendo su significado:
Esta concepción (Alonso, 1998:19) culminó en la época moderna con los grandes filósofos racionalistas: Descartes, Kant, Leibniz, Espinosa. Kant afirmó que es su carácter de agente racional lo que vuelve digno al hombre. Esta visión, que suele denominarse la concepción clásica de la razón, es básicamente lógica y deductiva, teniendo como características básicas que es una capacidad de la mente humana y que es primera y única, es decir, que no hay pluralidad de racionalidades. Harold Brown, en su trabajo Racionalidad expresa que "las reglas son el corazón de la concepción clásica de la racionalidad. Si se tienen reglas universalmente aplicadas, entonces todo lo que comienza con la misma información debería llegar a la misma conclusión. Eso es lo que marca el carácter único de la racionalidad" . Según esta concepción, si dos actores difieren en el resultado, uno de los dos se ha equivocado. En la concepción clásica se aplica un pensamiento lógico rectilíneo, se utilizan reglas prefijadas, doctrinas, procedimientos, y es la esencia del pensamiento matemático. No se puede concebir que existan dos resultados distintos. En realidad hay formas de racionalidad que no son estrictamente deductivas, por ejemplo, la percepción, la cual no es necesariamente absoluta. Para llegar a la inducción la búsqueda de información dispersa no necesita disponer de la totalidad de la información, situación ésta que es plenamente aplicable al ejercicio de la estrategia, ya que el mismo se desarrolla sobre una fuerte base de incertidumbre. c) Relación de estrategia con racionalidad En la estrategia no es aplicable el pensamiento deductivo clásico. En el análisis de la conducción estratégica se observa que un árabe o un indio no son necesariamente irracionales porque no aplican la lógica occidental, sino que tienen otra racionalidad. La mayoría de los epistemólogos acepta que las hipótesis (en nuestro caso, las posibles estrategias) no representan datos objetivos, sino que constituyen construcciones o productos de la mente humana (idea que encuentra sus raíces en Kuhn, 1962). Según esto, las observaciones de los hechos y su posterior tratamiento (generación de la estrategia) están influidas por las estructuras teóricas del observador. Kuhn (1962) y Hanson (1958) determinaron al reactualizar la teoría de la Gestalt, que no existe percepción neutral toda observación depende de una teoría previa en la cual esta posicionado el observador o sea el que realiza la eventual racionalidad. En el ámbito de la estrategia para aproximarnos a la eficacia no se puede utilizar la racionalidad deductiva clásica, debiéndose recurrir a una herramienta más fluida, menos dogmática, ya que nos enfrentamos con intenciones, valores, símbolos, sobre los cuales por el alto grado de incertidumbre que existe en la situación que se plantea y dada la carencia de estructura no se pueden aplicar deducciones. Ello obliga a considerar la incorporación de la percepción. La estrategia es, en definitiva, el ámbito de las intenciones, de los fines, de la dialéctica de voluntades (Alonso, 1998:23). La definición clásica del concepto de razón deductiva implica una concepción única de la razón, donde todos resolverían sus problemas de la misma manera. En el ámbito de la estrategia no se puede utilizar eficientemente esta racionalidad deductiva. Cuanto más alto es el nivel de decisión más se debe obrar con mayor creatividad y flexibilidad. Según Porter no cabe duda que la estrategia combina los fines pretendidos con los medios para alcanzarlos; su esencia racional se captura, pues, en la relación entre ambos. Conclusión: Si bien en el análisis sobre la relación "estrategia" "racionalidad" se debe tener en cuenta la frase de Koffka, psicólogo del movimiento de la Gestalt, según la cual vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros, es decir, las interpretamos a la luz de nuestras ideas, con lo cual las conclusiones que se desarrollan en este trabajo pueden estar determinadas por posiciones previas, nos surge expresar que estrategia racional es una redundancia o un contrasentido, dependiendo ello de cuál es el significado que se le dé al término racional. Redundancia: si es que adoptamos un concepto modificado de racional, donde signifiquemos en él a la heurística, o sea el arte de inventar en la búsqueda de soluciones, cuando no se tiene suficiente información. Estrategia es de por sí, como hemos visto, una racionalización especulativa, porque se basa en información poco estructurada, en modelos con muchos grados de libertad, en situaciones inciertas, poco conocidas y discutidas, y su innata racionalidad es la que permite combinar los fines con los medios. Contrasentido: si es que adoptamos el concepto clásico de racional, donde las reglas son el centro de su concepción. En el concepto clásico se tienen reglas universalmente aplicadas, donde todo el que comienza el proceso con la misma información debe de llegar a la misma conclusión. Está claro que esta acepción de la palabra racional es totalmente opuesta al significante adoptado de estrategia, la cual es, en síntesis, un método especulativo en razón de la impredecibilidad que caracteriza a toda interacción humana. Es oportuno mencionar también la profusión de uso y/o abuso que se hace actualmente de la palabra `estrategia, el cual esté tal vez de moda como producto de la globalización económicocultural, hasta el punto de que es utilizada como atractivo o señuelo en una cantidad muy considerable de los títulos de oferta de cursos de capacitación, contribuyendo con ello a generar una mayor confusión sobre la capacidad significante del término estrategia. BIBLIOGRAFÍA MENCIONADA
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