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Contribución de los clusters a la competitividad de las empresas
Carlos Alberto Castellanos Machado Centro de Estudios de Dirección Empresarial (CEDE), Facultad de Ingeniería Industrial y Turismo (FIIT), Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV). Santa Clara, Villa Clara. Cuba carlosc@uclv.edu.cu José Ramón Castellanos Castillo Centro de Estudios de Dirección Empresarial (CEDE), Facultad de Ingeniería Industrial y Turismo (FIIT), Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV). Santa Clara, Villa Clara. Cuba jrcastellanos@uclv.edu.cu Noyla Machado Noa Centro de Estudios de Dirección Empresarial (CEDE), Facultad de Ingeniería Industrial y Turismo (FIIT), Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV). Santa Clara, Villa Clara. Cuba Zoe María Vila Alonso Centro de Estudios de Dirección Empresarial (CEDE), Facultad de Ingeniería Industrial y Turismo (FIIT), Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV). Santa Clara, Villa Clara. Cuba Gleibys Barbosa Iglesias Centro de Estudios de Dirección Empresarial (CEDE), Facultad de Ingeniería Industrial y Turismo (FIIT), Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV). Santa Clara, Villa Clara. Cuba
Resumen La concentración geográfica de empresas se presenta actualmente como un elemento clave de la competencia, por lo que el desarrollo económico basado en cluster, como forma organizativa de la producción producto de esta concentración, se ha convertido en un tema cada vez más popular para investigadores y profesionales inherentes a las decisiones respecto al desarrollo económico. El desarrollo de cluster como medio para impulsar la competitividad es un tema que aún no está ampliamente tratado en la literatura a nivel internacional, sin embargo, parte de las fuentes consultadas carecen de un análisis preciso al respecto, por lo que el presente trabajo se dirige al estudio de la incidencia e impacto de los clusters sobre la competitividad, específicamente se analiza la evolución de la competitividad internacional, valorando los cambios en los patrones de la competitividad producto de dicha evolución; se incluye además una profunda revisión bibliográfica respecto a su definición, integrando dichos conceptos de acuerdo al nivel económico que corresponda. En el contenido se aborda además, una caracterización general de los determinantes de la competitividad, así como la profundización en la definición de cluster y su incidencia e impacto sobre la misma.
Contribution of clusters to the competitiveness of enterprises Abstract The geographic concentration of companies is currently presented as a key element of competition, so the cluster-based economic development, as an organizational form of production product of this concentration, it has become an increasingly popular topic for researchers and inherent professional decisions about economic development. Cluster development as a means to boost competitiveness is an issue that is not yet widely discussed in international literature, however, some of the sources lack a precise analysis about it, so this work is directed the study of the incidence and impact of clusters on competitiveness, specifically analyzes the evolution of international competitiveness, assessing the changing patterns of competitiveness of the product evolution, also includes a thorough review of the literature regarding its definition, integrating these concepts according to the economic level as appropriate. The content also addresses a general characterization of the determinants of competitiveness and the deepening of the cluster definition and its incidence and impact on it.
Introducción El aumento de la presión competitiva generada por la globalización e inestabilidad de los mercados, la crisis económica, el descenso del empleo ante el detrimento de la demanda agregada, las nuevas tecnologías de la información y la creciente incertidumbre a la que se enfrentan las empresas, han transformado gradualmente la base de la competitividad hacia la generación de ventajas competitivas dinámicas. En este contexto, la concentración geográfica de empresas y sus implicaciones económicas ha emergido como un elemento clave de la competencia, por lo que ha sido un área de conocimiento muy desarrollada en los últimos años. Así, los investigadores han mostrado una creciente atención por las empresas localizadas en áreas geográficas limitadas que se localizan en regiones y países de diferentes niveles de desarrollo (Krugman, 1991; Lundvall, 1992; Piore y Sabel, 1984; Porter, 1990, 1998; Enright, 1995; Nadvi y Schmitz, 1999; Altenburg y Meyer-Stamer, 1999; Rosenfeld, 1997) Como resultado del estudio de este fenómeno, según Capó et al. (2009) podemos encontrar una gran variedad de conceptos explicativos: los Milieux Innovateurs (Aydalot, 1986), la Especialización Flexible (Piore y Sabel, 1984), el Sistema de Producción (Storper y Harrison, 1991), el Cluster Industrial (Porter, 1990; Enright, 1995), el Sistema Nacional de Innovación (Lundvall, 1992), el Hot Spot (Pouder y St. John, 1996) o el Distrito Industrial, propuesto inicialmente por Marshall (1925) y desarrollado más tarde por Becattini (1979, 1989, 1990) y un importante número de economistas y sociólogos (Sforzi, 1990; Triglia, 1990; Brusco, 1990; Bellandi, 1992). La integración de la economía a través de cluster en diversas organizaciones representa una amplia oportunidad para el desarrollo, crecimiento de la eficiencia competitiva e innovación tecnológica. Diversos especialistas, han coincidido que entre estos beneficios se encuentran la transferencia tecnológica entre las empresas, la concentración de mano de obra especializada, derrame tecnológico y presencia de proveedores (Marshall, 1890; Krugman, 1991; Porter, 1990). El desarrollo de cluster como medio para impulsar la competitividad es un tema que aún no está ampliamente tratado en la literatura a nivel internacional, sin embargo, parte de las fuentes consultadas carecen de un análisis preciso, por lo que presente trabajo se dirige al estudio de la incidencia e impacto de los clusters sobre la competitividad, partiendo de la evolución de la competitividad internacional, valorando los cambios producto de dicha evolución en los patrones de la competitividad, incluyendo además una profunda revisión bibliográfica respecto a la definición de la competitividad, integrando dichos conceptos de acuerdo al nivel económico que corresponda. En el contenido se aborda además, una caracterización general de los determinantes de la competitividad, así como la profundización en la definición de cluster y si incidencia e impacto sobre la misma. Definición y determinantes de la competitividad La competitividad se ha convertido en el centro de foros de debates económicos de cualquier índole o alcance, fundamentalmente debido al alto grado de dinamicidad de la economía actual, lo cual impone la necesidad de identificar los principales factores que inciden sobre la misma, ya que por su alto impacto no solo de ella depende el resultado de la economía sino el bienestar de la sociedad en general. El marco conceptual de la competitividad fue establecido en el siglo XVII por las teorías de comercio internacional sustentadas por los principales economistas clásicos de la etapa, cuya esencia está centrada sobre todo en aspectos económicos (Lombana y Rozas, 2008). Parten de los modelos mercantilista, en la que las claves del éxito se encontraban en la acumulación de metales preciosos (oro y plata, fundamentalmente), posteriormente comienzan a desarrollarse teorías como la de Adam Smith(1), el cual plantea que la ventaja absoluta estaba basada en la especialización para reducir costos absolutos; era la vía para que un país obtuviera mayores ganancias y el comercio se convertía en el generador de crecimiento en la producción mundial. David Ricardo avanza en la teoría, estableciendo costos relativos y no absolutos como determinantes para el establecimiento de la ventaja entre los países. Finalmente, Heckscher-Ohlin, quienes suponen fronteras tecnológicas entre países, en los cuales existen productos con similares cualidades, se postula la intensidad (abundancia) de los factores de producción como variable que hace la diferencia en cuanto al establecimiento de la ventaja comparativa. Posterior a ello y sobre la base de Smith y Ricardo se desarrolla la teoría de Krugman y Lancaster, con su modelo de economías de escala propuesto a finales de los años setenta. En términos generales, la teoría económica tradicional (anexo 1), que ha perdurado durante algo más de cuatro siglos, asumía que la riqueza de un país viene determinada por la dotación de factores. (Ramos, 2001) El concepto de competitividad internacional ha evolucionado progresivamente en la teoría económica moderna (anexo 2). Comienza con el diamante de la ventaja competitiva de las naciones de Michael Porter, quien argumentó que las claves del éxito nacional se debían a la capacidad de las industrias de la nación para innovar y mejorar. En esta misma línea, Moon, Rugman y Verbeke (1995) explican que la base del éxito nacional se encuentra en la capacidad de las empresas para seguir creando valor a pesar de la competitividad internacional. Cho (1994), por su parte, propone que el éxito depende de la actuación de países y regiones similares, y de que se consiga estar en una posición competitiva comparativamente superior y a largo plazo. (Ramos, 2001) Finalmente, los modelos del World Economic Forum y del International Institute for Management Development explican que el éxito consiste en crear una serie de condiciones microeconómicas y un entorno en el que las empresas puedan competir con éxito. Por tanto, mientras que en la teoría económica tradicional la riqueza de las naciones se basaba en la dotación de factores, en la teoría economía moderna son las elecciones estratégicas las que conforman el entorno competitivo de una nación. El análisis del concepto competitividad Porter (1990) destaca la no existenciade una definición única del concepto de competitividad, ya que ha sido objeto de innumerables tratamientos teóricos por los más disimiles autores (Anexo 3). Antes de proceder al análisis conceptual del término competitividad, según Lombana y Rozas (2008), es preciso determinar el nivel de análisis, es decir el espacio analítico en el cual se ubican los agentes económicos de acuerdo a su nivel de agregación, macro y micro, sobre el cual se van a enmarcar el estudio. Según Cuervo (1993) (2), hay tres niveles de análisis en el estudio de la competitividad de la empresa: el marco económico general, el sector industrial y la propia empresa. Es decir, la competitividad de la empresa viene determinada, primero, por variables externas a escala de país y del sector, y después por la actuación de la propia empresa en el proceso de construcción de recursos y capacidades; es la heterogeneidad de las empresas la explicación en última instancia de las ventajas competitivas sostenibles y de los resultados de cada empresa, qué tiene y qué hace la empresa en función de entorno sectorial al que pertenece. (del Val Segarra, 2003) En el marco económico general (macroeconómico), se pueden agrupar básicamente en tres enfoques las definiciones conceptuales propuestas. El primer enfoque relaciona la competitividad con los resultados que registra una economía en su comercio exterior (Chesnais, 1981; Scott y Lodge, 1985; Tamanes, 1988; Feenstra, 1989; Di Filippo, 1991; Pérez Infante, 1994; The Economist, 1994; Ten Kate, 1995; Harvard Bussiness School, 1998 (3)) básicamente este enfoque se refiere a la competitividad como la capacidad de un país de enfrentar la competencia a nivel mundial, contempla además la capacidad de exportar hacia mercados externos, expresando los resultados generados cuantitativamente a través de su rendimiento comercial, balanza de pagos, comportamientos de la tasa de cambio, etc. En el segundo enfoque se encuentran los conceptos que relacionan la competitividad con la contribución del comercio exterior al crecimiento y bienestar general, según (Scott, 1985; President's Commission on Industrial Competitiveness, 1985; Jones y Teece, 1988; Fagerberg, 1988; CEPAL/ONUDI, 1989; Landau, 1992; Porter, 1990; Consejo de Competitividad de los Estados Unidos,1992; OCDE, 1996; Ivancevich, 1996; Foro Económico Mundial, Informe de Competitividad Mundial, 1996; Coriat, 1997; The Sixth Periodic Report on the Regions, 1999 (5); Informe Europeo sobre Competitividad, Comisión Europea, 2000; Anuario de Competitividad Mundial (IMD), 2003) en este enfoque es factible destacar que no es el crecimiento en sí lo que trata de captar la competitividad, sino la contribución del comercio exterior a objetivos últimos de crecimiento y bienestar general de la sociedad, medidos cuantitativamente a través del PIB per cápita y otros indicadores que expresen el incremento del nivel de vida. Mientras que en el tercer enfoque se incluyen las definiciones que relacionan la competitividad con los niveles de eficiencia y productividad de una economía (Cohen, Teece, Tyson y Zysman, 1984; Fajnzylber, 1988; Tavares de Araujo Jr et al., 1989; Grupo Consultivo sobre la Competitividad (Grupo Ciampi), 1995; Comisión Europea, 2003; Global Competitiveness Report (6), 2010) este enfoque considera elementos de productividad, eficiencia y rentabilidad como medio para el alcance de mejores niveles de vida y un mayor bienestar social. En cuanto al análisis de la competitividad en el sector industrial (European Management Forum, 1980 (7); Haguenauer, 1989; Lucángeli, 2003) las definiciones expuestas convergen explícitamente en que la competitividad industrial es el resultado, en mayor cuantía, de la competitividad de empresas individuales, pero al mismo tiempo la competitividad de las empresas se incrementa por el ambiente competitivo prevaleciente en la industria. En referencia a la competitividad industrial, Markusen (1992) argumenta que una industria es competitiva si:
Mientras que en el nivel empresa, según (Michalet, 1981; Informe de la Comisión Especial de la Cámara de los Lores sobre Comercio Internacional, 1985 (8); Alic, 1987; Mathis et al, 1988; Sharples y Milhan, 1990; Van Duren, et al., 1991; Cook y Bredhal, 1991; Durán, 1994(9); Bueno, 1995; Muller, 1995; Sallenave, 1995; Pérez, 1996; Porter, 1996; Álvarez, 1998; Altenburg et al., 1998; Hertford, 1998(10); Mathews, 2009) el criterio último se considera a la que es capaz de ofrecer continuamente productos y servicios con atributos valorados por sus clientes. Es decir que está asociada con rentabilidad, productividad, costos, valor agregado, participación de mercado, exportaciones, innovación tecnológica, calidad de los productos, entre otros (McFetridge, 1995). Tras el análisis de los conceptos referidos anteriormente la competitividad de las empresas se sustentan en tres elementos fundamentales:
Por otra parte una serie de conceptos integra los niveles anteriormente planteados, en este sentido Hatzichronoglou, (1996) define la competitividad como la habilidad de compañías, industrias (sectores), regiones, naciones o regiones supranacionales para generar, mientras se encuentran expuestas a la competencia internacional, altos factores de ingresos (relativos) y niveles de empleo con una base sustentable. Similar concepción plantea Araoz, (1998) al plantear la competitividad como el resultado del entretejido de una serie de factores económicos, geográficos, sociales y políticos que conforman la base estructural del desarrollo de una nación. Una interesante definición la plantean Horta y Jung, (2002) al plantear que la competitividad no es un ‘estadio’ a alcanzar, sino un proceso continuo de esfuerzos conjuntos hacia la adquisición de atributos diferenciables (…) en el que los resultados se obtienen a largo plazo” Como parte de los esfuerzos por integrar los niveles que determinan la competitividad, investigadores del Instituto Alemán de Desarrollo de Berlín desarrollaron el concepto de competitividad sistémica. (Anexo 4) Partiendo de que la competitividad se arraiga en los modos en que la sociedad se organiza a sí misma, es decir, en sus instituciones generales y específicas, Messner (1996) propone cuatro niveles analíticos de esa organización social, los cuales se consideran cruciales para la competitividad. Así, a los tradicionales niveles macro y micro, se agregan los niveles meta y meso. En el nivel meta, se examinan factores tales como la capacidad de una sociedad para procurar la integración social y alcanzar un consenso sobre el rumbo concreto de las transformaciones necesarias. A su vez, el nivel meso analiza la formación de un entorno capaz de fomentar, complementar y multiplicar los esfuerzos de las empresas, a través de distintos tipos de políticas en los niveles nacional, regional y local: infraestructura física e industrial, educación, tecnología y políticas selectivas de importaciones y exportaciones. La competitividad internacional a nivel empresa, región o país, es vista como resultado de las interacciones de esos cuatro niveles de organización social. Particularmente, se destaca la importancia de las instituciones existentes en el nivel meso: “Es allí donde se generan las ventajas y gestión y los perfiles nacionales que sirven de base a las ventajas competitivas que son difícilmente imitables por los competidores”(11) Determinantes de la competitividad Porter (1998) es uno de los autores más reconocidos respecto a los estudios sobre competitividad y las fuentes determinantes de las ventajas competitivas. Para este autor, “la competitividad nacional se ha convertido en una de las preocupaciones centrales del gobierno y la industria de cada país aunque, a pesar de todo lo escrito y debatido sobre el tema, todavía no existe una teoría convincente que explique la competitividad nacional y ni siquiera existe una definición aceptada de la palabra competitividad”. La definición que Porter (1998) ofrece sobre el término parte de lo que para él no es aceptable como competitividad, para lo cual presenta una serie de alegaciones a cada una de las posibles causas de la misma. (Tabla 1)
Tabla 1 Visión de Porter respecto a los determinantes de la competitividad
Fuente: del Val Segarra (2003) a partir de Porter (1990)
Para Porter (1990) cada una de estas afirmaciones contienen alguna significación, pero el único concepto significativo de la competitividad en el ámbito internacional es la productividad, siendo ésta el determinante fundamental del nivel de vida de una nación a largo plazo, la causa fundamental de la renta nacional, el determinante de los salarios de los empleados y el determinante del rendimiento empresarial. Según Porter (2009) la competitividad macroeconómica crea el potencial para una alta productividad, pero no es suficiente, ya que la productividad depende en última instancia del entorno microeconómico en el cual opera la empresa. En la figura 1 se presenta una propuesta de Porter (2009) referida a los determinantes de la competitividad(12).
A continuación se procede al análisis de las determinantes: Condiciones naturales: Las ventajas comparativas en muchas ocasiones se relacionan con los recursos naturales o de localización que posee el país, que en medio de una calidad del entorno micro económico que priorice potenciar dichas ventajas creando fuentes de competitividad, podrían hasta conducir a conformación de cluster o inserción en sistemas globales de valor. Políticas macroeconómicas: Las intervenciones por parte del Estado a través de sus políticas fundamentales, fiscal y monetaria, con el objetivo de mantener un entorno macroeconómico estable, evitando abultados déficit fiscales, mantener bajos niveles de inflación. Así como otras acciones específicas que tienen como objetivo modificar la estructura productiva de un sector o más generalmente de un país. Infraestructura social y políticas institucionales: Integra el desarrollo de aristas de la sociedad como la educación básica y el cuidado de la salud, así como el marco legal en el cual se desenvuelve el país. Este elemento considera además los elementos institucionales como la capacidad institucional efectiva de parte del Estado junto a los intereses del sector empresarial. Ellas se expresan en las rigideces de las estructuras y las actitudes que favorecen u obstaculizan el cambio. Calidad del entorno microeconómico: Para el análisis de este elemento se toma el diamante de la competitividad propuesto por Porter (1990), figura 2, que integra las condiciones de los factores, de la demanda, de los sectores relacionados y auxiliares y la estrategia, estructura y rivalidad. Estos cuatro factores están interrelacionados, cada uno de ellos afecta al resto, conformando, de esta manera, un sistema dinámico de actuación. Las condiciones de los factores: La calidad, la especialización, la validez de los factores existentes o creados; recursos humanos especializados, existencia de centros de investigación, sistemas de financiación adecuados, etc. Las condiciones de la demanda: La exigencia de los clientes, en cuanto a calidad, innovación, servicio, grado de conocimiento del producto, etc., definen la demanda. Los sectores relacionados y auxiliares: Los proveedores especializados, los competidores, las empresas e instituciones que siguen líneas de investigación complementarias, etc. Estrategia, estructura y rivalidad: El sistema organizativo de la empresa, el sistema de dirección adoptado, la orientación exportadora e innovadora de la organización, la cultura de la empresa, el entorno competitivo.
Estado y desarrollo de los clusters: Los países con un tejido industrial fuerte por lo general presentan agrupamientos industriales y cluster ubicados en ciertas zonas geográficas favorables, ya bien sea por tradición, cultura, recursos, entre otros elementos. La lógica del cluster indica fuertes interacciones entre ellos que provocan derrames de conocimiento, tecnología, etc., y sugiere que la cercanía geográfica ayuda a la cooperación y desarrollo de los clusters. El cluster puede ser parte de encadenamientos productivos globales ya bien sea como proveedor o especializándose en alguna actividad de la cadena de valor. Prácticas de operación y estratégicas de las empresas: La intensa competencia y la conducta estratégica adoptada por las empresas, especialmente aquellas que compiten en el mercado internacional ha determinado que cada vez en mayor medida, cada firma tiende a concentrase en sus procesos claves, contratando a terceros un volumen creciente de actividades de soporte. La empresa puede o no ser parte de un cluster y/o pudiera especializarse en alguna actividad de la cadena de valor que le permita insertarse en las cadenas productivas globales o cadenas globales de valor o que el negocio en sí mismo sea parte de un encadenamiento productivo internacional. La cadena de valor de una empresa, figura 3, es el marco analítico, planteado por Porter (1985), para estudiar la gestión operacional y estratégica, permite evaluar hasta qué punto la empresa tiene enfocado sus negocios en función de las necesidades del cliente al que va dirigido o hacia los factores clave de éxito del sector. (Díaz, I. y Torres, R., 2011)
Incidencias de los clusters sobre la competitividad El desarrollo económico basado en cluster se ha convertido en un tema cada vez más popular para investigadores y profesionales inherentes a las decisiones respecto al desarrollo económico. Producto de ello un gran número de regiones y naciones han puesto en marcha iniciativas(13) para desarrollar o fortalecer este tipo de agrupaciones. (Ketels, 2003) En cuanto a la definición conceptual de cluster, según Altenburg (2001), no existe una definición única y aceptada del mismo, ya que algunos autores utilizan el término para caracterizar cualquier aglomeración espacial de una determinada actividad económica. En América latina el término cluster ha sido objeto de varios significados diferentes, Ramos (1998) propuso complejos productivos y el Gobierno de México usa agrupamientos industriales. El IPEA en Brasil habla de agrupaciones locales y en Argentina se usa el término de trama productiva. Entre los intentos de traducción literal se han visto las palabras racimo y enjambre. (Buitelaar, 2000) En cuanto a su definición conceptual Enright (1996) expone que “Un cluster regional es un cluster individual en el cual las empresas miembro están cercanas unas con otras” (Enright 1996); otros autores definen cluster de una manera más precisa, como “Grupos o empresas en un país emplazadas en un área geográfica” (Swann y Prevezer 1996); o como “Una concentración de empresas que son capaces de producir sinergia, a causa de su proximidad geográfica e interdependencia” (Rosenfeld 1997), o también como exponen Simmie y Sennet (1999) cluster es “Un gran número de industrias interconectadas y/o compañías de servicio que tienen un alto nivel de colaboración...” (Simmie y Sennet 1999). La definición más generalizada es la propuesta por Porter (2003) el cual expone que: los cluster son concentraciones geográficas de empresas interconectadas, suministradores especializados, proveedores de servicios, empresas de sectores afines e instituciones conexas (por ejemplo, universidades, institutos de normalización, asociaciones comerciales) que compiten pero que también cooperan. En su carácter de masas críticas de inusual éxito competitivo en áreas de actividad determinadas, es una actividad característica de todas o casi todas las economías nacionales, regionales e incluso metropolitanas, en especial las de los países más avanzados. Según este autor es la interrelación de los diversos agentes localizados en un espacio concreto la fuerza que estimula y favorece el desarrollo del cluster, a través de lo que Porter ha popularizado como el diamante competitivo. Y a su vez, el cluster no es más que la manifestación espacial de ese diamante. La generalidad de la definición permite aplicar el concepto a un amplio espectro de agrupaciones industriales, de niveles de relaciones input-output, de entornos institucionales y de ámbitos geográficos. Analizando esta definición, según López (s/a) se pueden aislar dos elementos fundamentales:
La existencia de cluster muestraque buena parte de la ventaja competitiva se genera fuera de la empresa, incluso fuera del sector, en las ubicaciones de sus unidades de explotación. Los cluster impulsanlas exportaciones y generan inversión extranjera. Además constituyen un soporte organizativo en el cual se pueden establecer nuevas formas de diálogo entre las empresas, los organismos públicos y las instituciones (escuelas, universidades, empresas de suministros públicos). (Ramos, 2001) Como indica Porter (1996, 1999), establecer las fronteras de los clusters suele ser cuestión de grado y requiere un proceso creativo apoyado en el conocimiento de las relaciones de complementariedad más importantes que existen entre los sectores y las instituciones. La fuerza de estas relaciones y la importancia que tienen para la productividad y la innovación son los factores que determinan los límites definitivos. En los clusters pueden captar importantes relaciones, complementariedades e influencias indirectas en cuestión de tecnología, conocimientos prácticos, información y necesidades de los clientes, que se extienden entre diversas empresas y sectores. Estas agrupaciones de empresas afectan a la competencia en tres aspectos:
A estos factores, podemos añadir otros nuevos relacionados y generados a partir de los anteriores:
Conclusiones
Los clusters de empresas afectan a la competencia en tres aspectos fundamentales: incrementan la productividad de las empresas o sectores que los integran; aumentan su capacidad para innovar y, con ello, su capacidad para aumentar la productividad; y estimulan la creación de nuevas empresas, lo cual apoya la innovación y, por consiguiente, la expansión del cluster. Bibliografía ALIC J. "Evaluating industrial competitiveness at the Office of Technology Assessment", Technology in Society, 1987. ALTENBURG T. (2001). La promoción de clusters industriales en América Latina. Focopyme, 2001. Buenos Aires, Argentina. ALTENBURG, T. et al.“Building Systemic Competitiveness. Concept and Case Studies from Mexico, Brazil, Paraguay, Korea and Thailand”. En: Reports and Working Papers of the German Development Institute, No 3, 1998. Berlin. ALTENBURG, T., J. MEYER-STAMER, “How to Promote Clusters: Policy Experiences from Latin America”, World Development, Vol. 27, No. 9, 1999 pp. 1693 – 171. 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Anexos Anexo 1. Evolución de la teoría económica tradicional
Fuente: Ramos, (2001)
Anexo 2. Evolución de la teoría económica moderna
Fuente: Ramos (2001)
Anexo 3: Conceptos de competitividad
Anexo 4: Determinantes de la competitividad sistémica Fuente: Meyer y Stamer (1999) (20)
Notas
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Recibido el: ; Aprobado el: | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Técnica Administrativa |
Vol.:11 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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